El oro fluye por el mercado internacional de manera legal e ilegal, siendo muy difícil seguir su pista tras un robo. Las refinerías reciben más de un cuarto del total de su oro de fuentes de reciclaje como la venta de joyas, el resto proviene de la tierra. Una cuarta parte del oro del mundo se extrae de las minas, a menudo ilegales. Junto a ello se está produciendo la devastación del Amazonas en Perú donde la búsqueda de oro supone la destrucción de la selva.
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