viernes, 18 de julio de 2014

¿Es momento de dejar de invertir en oro?



Muchos inversores en oro están disgustados. El dolor de ver cómo tus posiciones en oro no dejan de perder valor mientras los mercados de acciones y bonos siguen marcando nuevos máximos está resultando demasiado para muchos. No obstante, en circunstancias tan extremas la corrección será fuerte. Al forzar a los mercados más allá de sus límites razonables el reajuste subsiguiente será mucho mayor y golpeará más duramente a la mayoría de los inversores. Además, a medida que pasa el tiempo la probabilidad de una gran corrección en los mercados bursátiles y/o de bonos no deja de aumentar. Aunque mentalmente resulte difícil ir en contra de la multitud, sobre todo cuando no dejas de acumular pérdidas mientras el valor de otras inversiones se dispara, lo correcto es mantenerte en tus posiciones. 

Invertir es estar en desacuerdo con el mercado 

La única forma de obtener beneficios invirtiendo es estar en desacuerdo con el mercado. Un inversor inteligente basa sus decisiones en el hecho de que quienes participan en el mercado están en gran medida equivocados y de que los precios actuales de los activos no reflejan lo que acaecerá en el futuro. Veamos, por ejemplo, los bonos europeos. El rendimiento del bono español e italiano a diez años es inferior al del bono estadounidense a diez años. El mercado, al parecer, piensa que los bonos y el dólar de los Estados Unidos tienen mayor riesgo que los bonos europeos y el euro. Como inversores, ¿qué deberíamos hacer si estamos en desacuerdo con semejante opinión? Podríamos ponernos cortos en bonos españoles e italianos o, al menos, abstenernos de comprarlos. Al actuar de esta manera estaremos influyendo en la estructura de precios del mercado y, si tenemos razón, nos beneficiaremos del reajuste de los precios. El acto de invertir es necesariamente la expresión de un desacuerdo con el resto de los inversores. 

¿Qué pasa con el oro? Es hora de estar en desacuerdo con el mercado 

Mientras que 2011 fue el año en que había que estar en desacuerdo con el entusiasmo alcista respecto al oro, ahora es el momento de estar en desacuerdo con el sentimiento bajista generalizado respecto al oro. Invertir en sentido contrario nos conduciría hasta un callejón sin salida, a saber, vender metales preciosos en mínimos y comprar otros activos en máximos. Una receta segura para el desastre. 

Los inversores tienden a dejarse arrastrar por la mayoría. Recuerden, sin embargo, lo que decía el famoso trader de commodities Jesse Livermore: «Pensar nunca fue lo que me hizo ganar más dinero. Fue esperar y no hacer nada. Se lo voy a repetir: ¡esperar y no hacer nada!». 

Entonces, ¿quién sigue comprando acciones? 

La respuesta es muy simple y explica muy bien en qué fase del ciclo nos encontramos. Llamémosla “fiebre”. El precio de las acciones no deja de subir empujado por un volumen bajo y por la recompra de títulos por parte de las propias empresas. Pese a que el volumen de recompras se ha mantenido en niveles altos desde hace tiempo, el mes pasado fue testigo de una de las mayores recompras de títulos de la historia. El acceso a crédito barato hace que resulte ventajoso endeudarse para apalancar una compañía, reduciendo al mismo tiempo el número de acciones en circulación. No obstante, a estas alturas debería resultar obvio que las compañías que actúan de este modo no han podido elegir un momento peor. La bolsa está en máximos en todos los sectores y las empresas están comprando sus propios títulos demasiado caros. Están malgastando un capital precioso. Pero ello supone que, por ahora, los precios de las acciones seguirán alcanzando nuevas cotas desligadas de cualquier valoración prudente. 

El mensaje es simple 

El mensaje es simple: no se desanime si el mercado tarda en ajustarse. Invertir no consiste en dejarse llevar por un falso optimismo y pensar «mañana será mejor», para cuando mañana no sea mejor pensar «la próxima semana será mejor». Invertir consiste en saber esperar. Esperar hasta que los mercados se reajusten y pasen a reflejar la realidad. Esa espera puede ser corta o larga, pero recordemos el consejo de Jesse Livermore, amigos inversores en oro: simplemente, esperemos. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario