miércoles, 6 de mayo de 2015

El indestructible patrón oro y la manipulación del dinero de los trabajadores


Comparativa entre el euro y el oro hasta mayo del 2015.


Mucho estamos hablando últimamente de energía, de petróleo, de fracking… de guerra de divisas, de intervención de Bancos Centrales. Este último año los metales preciosos aparecen como aletargados, sin demasiada atención en los medios. Pero que no salgan en el papel de los periódicos no significa que haya disminuido su papel en el teatro económico. Aliados de la deflación y enemigos de los Bancos Centrales, los metales preciosos siguen de forma inexorable las evoluciones del mercado. 

No se menciona en los medios que el oro haya tenido una gran revalorización. De abril de 2014 a abril de 2015 la onza de oro ha oscilado de manera lateral alrededor entre los 1300 y 1200 dólares, finalmente descendiendo un 7%. Pero como decimos, esa valoración se refiere a “dólares”. 

Para quien denomine su riqueza en euros, la onza ha subido en el último año de 950 a 1100 euros. Aproximadamente un 15% de rentabilidad, si se puede llamar así, lo que no está mal. Sin embargo, ya hemos dicho que los pobrecitos que lleven sus cuentas en dólares no se han beneficiado de esta subida, más bien han soportado un 7% de pérdida. 

¿Son así las cosas? Los ahorradores en euros rápidamente nos damos cuenta de que no es que el oro haya subido, es que el euro ha bajado. Y los 300 millones de europeos no parecen demasiado preocupados porque se haya evaporado el 20% de su patrimonio. ¿O es de su deuda? 

En el postcapitalismo-deudalismo la norma es que el actor sea alguien muy endeudado (Estado, empresa, algunos particulares…) y el ahorrador sea un mero espectador pasivo (trabajadores y particulares fundamentalmente). Al actor le favorece una devaluación de la moneda, y el espectador no suele ser muy consciente del expolio patrimonial al que le someten los actores con sus trampas monetarias. 

La economía es esa ciencia fabulosa en la cual la unidad de medida fluctúa según las manipulaciones y oscilaciones del mercado. Imaginemos una disciplina técnica, como la ingeniería, en la cual la unidad de medida cambiase de un día a otro. Imaginemos que un ingeniero diseña o construye un edificio y que la medida del metro varía con los días. Un día el metro son 90 centímetros, al día siguiente 110 centímetros… ¿no nos parecería algo de locos?¿cómo se podría trabajar con algo así? Sin embargo nos parece natural que suceda con el dinero. Es más, aceptamos que nuestro trabajo se nos pague con esa moneda, de medida variable e indeterminada. 

Las bajadas de tipos del Banco Central Europeo y sus QE (Quantitative Easing) han destruido un 20% de los ahorros de los europeos. Es el daño colateral de seguir inflando las bolsas y mercados financieros, y de paso evaporar un 20% de las deudas de los Estados. Pero no pueden con el oro. Quiéranlo o no Draghi y su equipo, el oro sigue siendo el patrón que delata sus maniobras, por mucho Bretton Woods que liquidasen. 


Escrito por: Antonio Cavero
Publicado en: © OroyFinanzas.com

martes, 5 de mayo de 2015

La India planea obtener rendimientos por el oro físico almacenado en templos y hogares



El gobierno de la India estima en cerca de 20.000 toneladas de oro la cantidad que están en manos privadas, 2.500 de las cuales pertenecen a los principales templos hindúes. Un patrimonio brutal en oro físico que pretende rentabilizar con nuevas medidas. 

El primer ministro de la india, Narendra Modi, en su objetivo de construir una economía nacional, capaz de llegar a competir con China en el futuro, ha puesto su mirada sobre las miles de toneladas de oro que existen en el país y que permanecen “inactivas”. 

La apetencia de oro, por parte de los indios, es tanta que las importaciones del metal han representado en los últimos años el 30% del déficit comercial del país. El oro importado no se compra y vente sino que permanece, en forma de joya, entre los consumidores finales. 

Y ahora, el equipo económico de Modi señala este “oro inactivo” y planea la forma de moverlo hacia el comercio y la inversión. El próximo mes de mayo se espera lanzar un plan gubernamental para que los poseedores de estas joyas puedan depositarlas en los bancos y recibir un rendimiento económico, en estas nuevas “cuenta de metal.” También hay planes para emitir bonos de oro, y, por primera vez, emitir monedas de oro fungibles para el uso cotidiano. 

Sin embargo, la propuesta de las “cuentas de metal” bancarias se enfrentará a los viejos hábitos arraigados en la sociedad india y su relación con la tenencia de oro físico. De hecho, ya existe un debate a favor y en contra de la medida. Jayanth Sinha, Ministro de Hacienda, comparte que estas costumbres populares están muy arraigadas en la sociedad “a través de cientos y miles de años” pero la medida propuesta “tiene lógica comercial” para los ciudadanos o templos, si se logra obtener un rendimiento sobre el oro que mantienen inactivo. 

Los templos hindúes no son muy partidarios. Y ven la propuesta como una intromisión del Estado en sus asuntos. Una opinión compartida por partidos políticos alineados con el del propio Modi. “Durante miles de años, la sociedad hindú ha donado este oro a los templos cuyos fideicomisos han salvaguardado la riqueza”, señala Vyankatesh Abdeo, aliado del gobierno pero discrepante en este asunto. “Es absolutamente incorrecto. La riqueza de los templos es de Dios, no del gobierno”. 

Para el representante del Templo de Mahalakshmi, Padhye, la medida propuesta es mala porque las donaciones recibidas, a lo largo del tiempo, para honrar a las distintas deidades, no pueden perder su uso original. “No vamos a renunciar a nuestro oro”, manifestó al respecto. “No vamos a cambiar nuestra posición. ¿Quién soy yo para derretir estos adornos –milenarios en algunos casos- donados por devotos con tanta emoción?”. Aunque esta postura no es extensible ni unánime en el conjunto de los templos hindúes. 

Narendra Murari Rane, presidente de otro de estos lugares de culto y oración, ha manifestado que está “esperando a ver” las condiciones del gobierno y estudiar la rentabilidad de la medida. “Si los beneficios obtenidos resultan mejores que nuestro actual sistema de subastas propias, quizá podemos considerar la medida”.