lunes, 7 de abril de 2014

Geología de los yacimientos de oro



El oro es de origen magmático. No existe una capa continua de magma fundido debajo de la corteza sólida de la tierra, aun cuando a gran profundidad la temperatura de la roca debido a la energía geotérmica interna de la Tierra es superior al punto de fusión, la enorme presión de la carga de roca suprayacente impide la fusión. Sin embargo si fuera aligerada la presión, al ser removida la roca suprayacente por la erosión, produciría combaduras hacia arriba y fallamientos, seguido entonces por la fusión y por la producción de magma como resultado final. 

Durante el enfriamiento del magma se genera el proceso de diferenciación, que separa los minerales formados de las soluciones acuosas, originándose las rocas ácidas o básicas y las soluciones mineralizadoras. 

En el ascenso hacia la superficie, a través de la corteza terrestre, el magma obedece a ciertos cambios en las soluciones, a medida que la temperatura y la presión disminuyen, los diferentes minerales que existían en el fluido rocoso cristalizan y se separan siguiendo un orden de saturación. El magma en su movimiento ascendente puede despegar bloques de rocas y separar estratos o ser inyectado en fracturas y aberturas, formando grandes masas intrusivas como batolitos, stocks o lopolitos. Durante este proceso se produce la diferenciación magmática, que da origen a los fluidos magmáticos en los que se concentran algunos metales que originalmente estaban presentes en el magma pero en escasas proporciones. Estas soluciones hidrotermales transportan los metales desde la intrusión en consolidación hasta el lugar de la depositación del metal y se le considera el factor de mayor importancia en la formación de depósitos epigenéticos. 

El oro es uno de los metales que se encuentra en la naturaleza en estado nativo, algunas veces en cristales del sistema regular (cúbico) o bien en agujas o granos, dándose a estos últimos el nombre de pepitas cuando son ya de cierta dimensión. Muchas de estas masas de oro son bastante célebres bien sea por su peso o por su aspecto. El oro nativo en masas, más o menos considerables, no ha sido solamente encontrado en los aluviones, sino que también en las rocas ígneas y en los filones. No se encuentra en el estado de pureza absoluta puesto que casi siempre se encuentra aleado con otros metales, sobre todo con la plata en forma de telururos y seleniuros (Silvanita, Krennerita, Muthmannita, Nagyagita, Calaverita y Petzita). 

Los minerales de oro y plata son difíciles de tratar y frecuentemente son abandonados por esta razón; en cuanto a los telururos de oro, se les concentra mezclándoles con otros minerales de oro. Las menas con oro corrientemente presentan como ganga al cuarzo, pero también pueden hallarse carbonatos, turmalina, fluorita y se halla asociado a pirita, calcopirita o pirrotita. Comúnmente, el oro está contenido en sulfuros básicos metálicos, en minerales afines o en subproductos de oxidación.

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