El oro sigue añadiendo sesión tras sesión dentro de un lateral perfectamente delimitado por soportes y resistencias según nuestro sistema, tal y como hemos ido comentando y que en nada cumplirá ya dos meses. Teóricamente está a la espera de la tan comentada reforma fiscal en EE.UU. pero mientras los índices siguen marcando máximos históricos semana tras semana, el oro se ha estancado completamente y que no caiga no de buena sensación pues algo no cuadra.
Lo que debemos tener claras son las zonas a perder o superar con volumen fuerte y que no nos deje lugar a duda. En caso de ver poco volumen deberemos ver consolidaciones posteriores, ante la posibilidad de que gire con envolvente.
Por su parte corta el valor sigue aposentado sobre el Fibonacci 61,8% (1.264,5) y la SMA de 200 en gráfico diario. Su perdida con volumen fuerte nos garantizaría el siguiente nivel situado en los 1.241,4.
Por la parte larga y una vez superada la SMA de 30 también en gráfico diario, tiene los Fibonaccis de la caída previa que su superación devolvería el valor a la tendencia larga como detallaremos en el vídeo de hoy.
Como hemos comentado últimamente y vista la situación actual, que cuanto menos es muy impredecible, puede producirse en cualquier momento un giro importante, por lo que toda precaución y seguimiento de cerca se hace inevitable.
En nuestro vídeo análisis de hoy encontrará las zonas claves a contemplar y una más extensa explicación. También en las emisiones matinales de los lunes y de tarde que efectuamos diariamente.
Situada a 35 metros de profundidad (la altura de un edificio de siete plantas), y con una superficie de 2.500 metros cuadrados, la cámara acorazada del Banco de España viene a ser como la enorme caja fuerte donde el Tío Gilito guardaba toda su fortuna. ¿Qué esconde esta particular cueva de Alí Babá? A finales de octubre, 9,1 millones de onzas troy, que equivale a 31,10 gramos. Por tanto, para conseguir un kilo de oro son necesarias 32,15 onzas troy.
Construida entre 1932 y 1935, en la Cámara del Oro trabajaron 260 obreros que extrajeron 22.000 metros cúbicos de tierra. ¿Cuánto costó? 9,5 millones de pesetas. ¿Dónde está? Justo debajo del Patio de Operaciones del Banco, y no bajo La Cibeles, como comúnmente es aceptado por muchos madrileños.
En sus más de ochenta años de historia, jamás ha habido un intento de acceso no autorizado. ¿Se atreve a intentarlo? Pues sepa que primero tendrá que franquear una puerta acorazada de 16 toneladas de peso. Después, bajar por un pozo de 35 metros de profundidad que se inunda de agua si hay intrusos. Más tarde, atravesar un pequeño foso. Luego, otra puerta acorazada… y, por si fuera poco, tendría que evitar los más sofisticados y modernos sistemas electrónicos de seguridad.
Hablamos de unas reservas que equivalen a 9.897 millones de euros. Como curiosidad, no todo el oro que posee el Banco de España está en sus cámaras acorazadas. Habría que hacer una especie de pequeña vuelta al mundo para reunirlo. Se encuentra repartido entre la Reserva Federal de Estados Unidos (en su sede de Nueva York), el Banco de Inglaterra (Londres) y el Banco de Pagos Internacionales de Basilea (Suiza).
Maravillosas monedas
Además de parte de las reservas de oro, la cámara del Banco de España alberga una colección numismática que bien se puede calificar como de las mejores del mundo. ¿Cuál es su origen? ¿Tienen algo que ver con la desaparición, allá por 1936, de las cuartas reservas de oro del mundo, por aquel entonces, con destino a Moscú? Sí. Un decreto del ministro de Hacienda, Juan Negrín, firmado por el presidente de la República, Manuel Azaña, hizo posible que 510 toneladas de oro, repartidas en 7.800 cajas, partieran del puerto de Cartagena con dirección al pueblo soviético de Odessa. “15.571 talegas con monedas de oro de diferentes valores y acuñaciones de diversos países, 64 lingotes de oro y cuatro paquetes de oro en virutas”, según se puede leer en el documento de entrega.
Foto: BdE
Este traslado solo dejó telarañas. Entonces, ¿de dónde proviene el actual tesoro numismático del Banco de España? Por una parte, de la conocida como suscripción nacional. Donativos surgidos a raíz de una orden de 19 de agosto de 1936, promovida por la Junta de Defensa Nacional de Burgos. Según un documento contable de 1943, se recaudaron “7,9 millones de pesetas oro”.
Por otra, un decreto-ley de marzo de 1937, dictado en Burgos: “Todos los particulares, bancos y sociedad… de nacionalidad española quedan obligados a ceder al Estado la moneda extranjera que les pertenezca y que posean, vienen la zona liberada, ora fuera de España”. Dicho de otra manera, el sistema imponía la venta o el depósito del oro. De esta forma se recompuso la reserva y entraron las mejores monedas.
Un ejemplo: el día 13 de julio de 1939 entraron “un áureo romano, cinco onzas, una media onza, tres cuartos de onza, 35 alfonsos de 25, y algunas extranjeras”, según un documento del Banco de España. A ello habría que añadir estateras griegas, sueldos y tremises bizantinos, florines aragoneses, maravedíes, solidus, ducados… Una colección que abarca desde la antigüedad hasta nuestros días. En total, más de medio millón de piezas. “Asimismo cuenta con una completa colección de dólares de oro, acuñados desde el siglo XVII. También hay una colección, menos numerosa, de piezas de plata”, matizan desde la entidad.
Como anécdota, cabe decir que las 13 arras de la boda de los actuales reyes de España tenían un valor el día del enlace de entre 7.000 y 11.000 euros. Entre ellas, sobresalen la moneda de dos escudos de Carlos IV, de 1794, y el excelente de los Reyes Católicos, acuñado en Toledo en 1497. El valor estimado de la primera estaría entre los 1.500 y los 1.800 euros, y el de la segunda se situaría entre los 1.200 y los 1.500 euros.
Goya llegó al Banco de España
Oro y monedas conforman parte del impresionante tesoro que guarda el Banco de España de puertas adentro. Pero en los 10.000 metros de superficie sobre los que se asienta el edificio hay otras ‘joyas’ de igual, o mayor valor. Por ejemplo, una impresionante colección de tapices (media docena) perteneciente a la Real Fábrica de La Granja que engalana diferentes salas y cuyo valor, según algunos expertos consultados, podría estar entre los 90.000 y los 120.000 euros cada uno. También hay alfombras de más de 30.000 euros.
Pero para tesoro, la colección de pintura. Sería una barbaridad catalogar al Banco de España como un pequeño Museo del Prado, quizás porque la cantidad no llega, pero no sería tanto si vemos la calidad de las obras que cuelgan de sus paredes. Porque hablamos de obras de Francisco de Goya, en concreto ocho, algunas encargadas directamente al genial pintor de Fuendetodos. Otras se adquirieron con posterioridad.
Detalle del retrato de Cabarrús realizado por Goya. Foto: BdE
Puestos en contacto con tasadores, y a modo de ejemplo, el retrato que en su momento hizo a Francisco de Cabarrús podría tener un precio de salida en una subasta por encima de los seis millones de euros. El mismo que tendrían los retratos del Conde de Altamira, de Carlos III, o del Conde de Floridablanca. Por debajo de esa cantidad estarían los de Francisco Javier de Larrumbe, el Marqués de Tolosa o el Conde de Gausa.
Otros genios del pincel también tienen su espacio en el Banco de España. Es el caso de Joaquín Sorolla (su obra Portada de la catedral de Burgos podría tener un precio que rondaría los 500.000 euros), o de Ignacio Zuloaga (El violoncelista Juan de Azurmendi rondaría los 300.000 euros). Santiago Rusiñol, Mariano Salvador Maella, Federico de Madrazo, Picasso, Antonio Saura o Antonio Tàpies también están en la ‘nómina’ de este ‘litle Prado’.
Por cierto, y a modo de curiosidad, el 15 de octubre de 1787, Francisco de Goya recibió del Banco de San Carlos (el germen del actual Banco de España), la cantidad de 2.200 reales de vellón por el retrato de Francisco Javier de Larumbe, director honorario de la entidad. 2.000 por el retrato y 200 por el dorado del marco. ¿Mucho o poco dinero? Si tenemos en cuenta que, por aquella época, una fanega en tierras segovianas costaba tan sólo 34 reales, podemos decir que se trataba de un auténtico dineral.
Hasta billetes falsos
Bargueños italianos del siglo XVII, una araña de Baccarat, porcelana de Sèvres… por no hablar de las vidrieras. Las que integran la llamada Escalera Imperial (de mármol de Carrara) fueron realizadas por la prestigiosa Casa Mayer. ¿Su precio? 50.000 pesetas en 1890.
foto: BdE
¿Algo más? El archivo. Organizado en tres áreas (Archivo General, Archivo Histórico y Gabinete Numismático), entre sus fondos de interés histórico sobresalen los Libros de Actas del Consejo del Banco, desde las del Banco de San Carlos, San Fernando, Isabel II y del de España, hasta 1970. También hay ciertas minutas de las Actas de la Guerra Civil del Gobierno Republicano.
De incalculable valor es su colección de billetes made in Spain. De la Guerra Civil hay unos 3.000 porque los dos bandos crearon entidades emisoras y pesetas diferentes. Hay otros 419 emitidos desde la fundación del Banco de San Carlos, llamados cédulas (que son ejemplares únicos y que tienen un valor enorme por sus tintas), y 46 que tuvieron como origen otros bancos emisores como lo fueron el de Bilbao y el de Barcelona.
Tan minuciosa es la colección, que el Banco de España tiene guardadas 250 cédulas falsas. ¿Por qué? Porque era una práctica común en la época. Sólo en el año 1784, el Banco de San Carlos se incautó de la ingente cantidad de 42.200 copias falsas. Y eso que los falsificadores estaban advertidos de la pena que llevaba consigo el delito. Porque algunos billetes llevaban inscrita una leyenda capaz de atemorizar al más audaz: ‘Pena de muerte al falsificador’. Quizás el hecho de que ninguno de ellos pasase por el garrote vil les incitó a seguir con su particular labor.
¿Más tesoros? El número uno de cada billete emitido en pesetas desde 1970, la Memoria que presentó Francisco de Cabarrús al conde de Floridablanca para la formación del Banco de San Carlos, la cédula por la que finalmente se creó, o las acciones que se pagaron a Francisco de Goya por sus extraordinarios cuadros. A ello habría que añadir más de 100.000 legajos y casi 40.000 libros que, puestos en fila india, alcanzarían una longitud de unos 40 kilómetros.
Para concluir, y a modo de curiosidad, el edificio del Banco de España se levantó sobre los terrenos que en su momento ocupó el Palacio de Alcañices. Una compra que duró cuatro años de duras negociaciones porque el duque de Sexto, propietario del palacio, y los gestores del banco no se ponían de acuerdo.
El primero pedía 3.562.500 pesetas. Y el banco se había puesto como tope los tres millones. Ni para ti ni para mi, que diría un castizo. El acuerdo final se cerró a punto de concluir 1882 por 3.187.500 pesetas. Fue el cuatro de julio de 1884 cuando se colocó la primera piedra del Banco de España. Desde la calle se puede ver ese imponente edificio. Los tesoros que guarda en su interior ya los hemos descubierto.
Las variaciones del precio del oro se han separado de su relación con el dólar, para aproximarse a los movimientos de compra y venta de metal por parte de los fondos de inversión, así como otros instrumentos similares que invierten directamente en oro físico. Tal y como les mostré en el artículo de hace dos semanas, en ese proceso está teniendo mucho que ver la actitud de los ahorradores europeos en general, con los fondos alemanes a la cabeza de la demanda.
Los datos más recientes del Consejo Mundial del Oro (World Gold Council - WGC), correspondientes al cierre del mes de octubre, aunque no muestran incrementos tan elevados como en meses anteriores por parte de Alemania, reflejan aumentos significativos en el conjunto del continente Europeo, hasta compensar con creces los descensos netos en oro físico por parte de fondos Americanos.
Este tipo de instrumentos van adquiriendo cada vez mayor popularidad, entre los ahorradores que buscan refugio en el metal, hasta el punto de darse una correlación clara entre las variaciones de flujos bajo gestión y la tendencia de los precios del oro en los últimos años.
El refugio del dinero
El dinero ahorrado provoca unos flujos entre diferentes vías de inversión que, cuando han buscado refugio al margen de la renta variable, se ha trasladado hacia la renta fija o hacia los metales, en especial al oro por su evolución ajena al uso industrial. Bajo ese argumento, unido al de las altas valoraciones que han alcanzado los mercados de renta variable, podrían provocar un nuevo impulso sobre las compras de oro que presionasen su cotización al alza.
Si pensamos en Europa, con una paulatina y anunciada retirada de estímulos que mantienen los tipos de interés próximos o por debajo de cero, ante la expectativa de que esos tipos puedan incrementarse y castigar las valoraciones en los mercados de renta fija, no sería de extrañar que una retirada de la exposición a la renta variable acabase dirigiéndose al oro.
Lo mismo sucede en Estados Unidos, donde los niveles alcanzados por los índices comienzan a provocar cierto vértigo que, si bien no parece que estén provocando una salida de dinero, sí están coartando la entrada de nuevo dinero que, mientras esperan a una corrección, podrían dirigirse de igual manera al metal. El futuro no lo podemos conocer, pero el presente muestra los procesos descritos anteriormente. Las ventas de oro del verano provocaron una reacción en el precio del metal y el renovado interés en las compras están sujetando el valor del metal frente al billete verde americano. Si estas prosiguen podríamos asistir a un alza importante del oro en los próximos meses.
Soportes y resistencias de la cotización del oro
La reacción bajista del oro se adaptó al céntimo a las proyecciones técnicas. El soporte en los 1.260 dólares por onza se ha afianzado como la referencia a vigilar y marca el punto de stop de las operaciones especulativas al alza. Su pérdida apuntaría hacia la zona entre los 1.210 y los 1.200 dólares como objetivo de descenso a alcanzar.
La resistencia a vencer para despejar el camino alcista se sitúa en los 1.300 dólares por onza, pero tal vez convenga empezar a tomar posiciones por encima de los 1.285, para reducir la pérdidas en caso de que se gire a la baja más adelante, e incrementar por encima de los 1.300 en segunda instancia y de los 1.320 dólares para tratar de aprovechar un movimiento alcista que, si se confirma en continuidad, no encontraría la primera dificultad seria hasta los 1.380 dólares.
Algunos están convencidos de que Venezuela terminará en la bancarrota y Nicolás Maduro, en el exilio. Otros sospechan que, a corto plazo, el mandatario se aferrará al poder canibalizando las reservas nacionales de oro.
Sin planes concretos ni acuerdos culminó la primera reunión del Gobierno de Nicolás Maduro con algunos de los 414 tenedores de bonos de la deuda externa venezolana y de la petrolera estatal PDVSA, celebrada este lunes (13.11.217) en Caracas para renegociar las condiciones de pago de obligaciones nacionales que superan los 90.000 millones de dólares. Según la Comisión de Finanzas del Parlamento, de mayoría opositora, la deuda total del país ronda los 150.000 millones y demanda abonos anuales de aproximadamente 10.000 millones. Y ese cálculo no incluye lo que se le reembolsa a China y a Rusia en el marco de convenios bilaterales.
Por si fuera poco, el mismo 13 de noviembre, la agencia de calificación de riesgo estadounidense Standard & Poor's rebajó el nivel de la deuda soberana de Venezuela en moneda extranjera, convencida de que existe un 50 por ciento de probabilidades de que la nación sudamericana suspenda sus pagos otra vez en los próximos tres meses. Maduro sopesa la posibilidad de aspirar a la reelección en 2018; pero, a la sombra de semejante crisis financiera, ¿qué perspectivas de triunfo tiene? ¿No están contados sus días y los de quienes lo rodean? Las respuestas a esa pregunta varían.
La deuda externa venezolana
"Venezuela terminará cayendo en default y enfrentará serias dificultades para que le presten más dinero", augura Federico Foders, presidente del comité asesor del Consejo Económico Mundial (IWS), con sede en Berlín, al ser consultado por Deutsche Welle. En cambio, Alejandro Márquez Velázquez, investigador de la Universidad Libre de Berlín, no está tan seguro de que la bancarrota del país caribeño y la consecuente caída del régimen sean inminentes. A su juicio, la salvación de la élite chavista a corto plazo puede estar en las reservas nacionales de oro, por muy contraintuitivo que luzca el manejo que se ha hecho de ellas.
Lo heterodoxo en la administración del oro venezolano no radica en la decisión que tomó el difunto presidente Hugo Chávez (1999-2013) en 2012 de repatriar buena parte del tesoro que se hallaba en la Reserva Federal de Estados Unidos, en el Banco de Inglaterra y en el Banco de Pagos Internacionales, ubicado en Suiza. Alemania hizo lo mismo con sus lingotes. Lo que sí causa extrañeza es lo que Maduro ha hecho tras empeñar parte de las reservas de ese metal precioso a finales de 2015. A partir de ese momento, para poder cancelar cuentas pendientes, su Gobierno envió barras de oro a Europa valoradas en 1.300 millones de dólares.
El oro de la nación
Casi al mismo tiempo, el Ejecutivo de Maduro hizo un "swap" con el Deutsche Bank: el Banco Central de Venezuela (BCV) le entregó 90 toneladas de oro a la entidad alemana por un lapso preestablecido a cambio de 1.200 millones de dólares en divisas. Pero el 5 de noviembre de este año, el diario El Nacional informó que Caracas había "dejado vencer" el trueque al no devolver el préstamo y el Deutsche Bank había ejecutado la fianza para quedarse con el oro. En su reportaje para ese periódico, Blanca Vera Azaf cita a un funcionario del BCV, según el cual la pérdida no había sido lamentada por las autoridades de esa institución. Al contrario.
"Ante la escasez de recursos para la cancelación de los compromisos de deuda, [el directorio del BCV vio] como un 'respiro poder contar con la garantía de 400 millones de dólares en efectivo que devolvería el banco alemán'," escribió Vera Azaf sin identificar a sus fuentes. Desde el Ministerio de Economía y Finanzas, otro de sus informantes le dijo que, a causa de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos sobre altos funcionarios del chavismo, es muy factible que a Venezuela se le dificulte renovar otros "swaps" y que sus reservas pierdan más del oro empeñado. Márquez Velázquez duda que este escenario se deba a las sanciones.
El cálculo de Maduro
"El Ejecutivo venezolano parece estar echando mano a una estrategia aplicada por el expresidente ecuatoriano Rafael Correa en 2008: el Gobierno implementa medidas que inciden sobre el valor de los bonos en el mercado secundario de la deuda soberana con la intención de recomprar la deuda al menor costo posible y sin negociar con los acreedores. Maduro procura asustar a los tenedores de bonos de la deuda venezolana para que se deshagan de ellos con urgencia; les da a entender que no es conveniente tener bonos de la deuda de un país incapaz de cumplir compromisos adquiridos y salvaguardar sus reservas de oro", explica Márquez Velázquez.
La economía venezolana está en recesión desde 2013. Sus reservas internacionales alcanzaron su nivel más bajo desde 2003 en noviembre de 2015: llegaron a 14.500 millones de dólares. De esa cifra, el oro representaba 10.900 millones. Hoy, las reservas están por debajo de los 10.000 millones. Stalin González, jefe de la bancada opositora en el Parlamento, denunciaba hace poco la mengua de los activos en oro durante el último lustro: de equivaler a 19.000 millones de dólares en 2012 pasaron a estar valorados en 7.000 millones en 2017, "aproximadamente, porque no tenemos cifras oficiales", lamentaba el diputado.
Factor decisivo
Venezuela puede perder progresivamente sus reservas de oro en trueques como el que hizo ante el Deutsche Bank, pero a Maduro se le devolvería, en efectivo, el dinero de la garantía de esas transacciones y esas divisas le servirían, a su vez, para recomprar la deuda venezolana, acota Márquez Velázquez. "Hay quienes dudan que Maduro pueda sostener esta estrategia por mucho tiempo porque en algún momento se le van a acabar los recursos; pero otros alegan que China y Rusia le siguen prestando dinero fresco. De ser así, estas prácticas podrían permitirle a Maduro aferrarse al poder", observa el experto de la universidad berlinesa.
"A mi parecer, el problema de la deuda externa es decisivo para que Maduro siga ocupando la presidencia del país; es más importante que las discusiones multilaterales en torno a la crisis institucional de Venezuela y la discordia entre Gobierno y oposición. Recordemos que la caída de la ‘Cortina de Hierro' fue propiciada por las deudas impagables de los países satélites de la Unión Soviética, que tuvieron que ser reestructuradas en concordancia con el Fondo Monetario Internacional (FMI)", enfatiza el investigador de Berlín.
Los consumidores alemanes encuentran en el metal precioso seguridad en tiempos de incertidumbre. Las plataformas de inversión permiten comprar con facilidad
Peter K. saca los lingotes de oro de su escondite doméstico y los muestra orgulloso. “¿A que pesan?”. En total son cuatro barras de 100, 250 y 500 gramos. “En el banco los intereses son muy bajos y nunca sabes si va a haber una nueva crisis financiera o si los tipos de interés van a bajar. El oro me da seguridad”. Este traductor berlinés en edad de jubilación ha sucumbido como cientos de miles de compatriotas a la fiebre del oro que se propaga por Alemania. El año pasado los alemanes compraron una cifra récord de 187,6 toneladas de oro (110,8 en lingotes y monedas y 76,8 en títulos), según los datos de un reciente informe del World Gold Council, encargado de representar los intereses del sector. En compras per capita, Alemania aparece por delante de potencias tradicionales como China e India. Junto a la búsqueda de inversiones seguras, la proliferación de plataformas on line y un tratamiento fiscal favorable explican el fenómeno.
Las razones que esgrime Peter K. –prefiere ocultar su nombre real por miedo a los ladrones- se repiten en un país psicológicamente marcado por la hiperinflación de los años 20 y en el que la historia les ha enseñado a desconfiar del dinero impreso en papel. Los alemanes centenarios han visto pasar por sus manos hasta ocho monedas diferentes. Peter K. recuerda cómo los anillos de oro de su madre fueron las únicas pertenencias familiares que sobrevivieron a la guerra. “Puede que el mundo se estuviera viniendo abajo, pero ella siempre conservó sus anillos”.
“El anhelo de seguridad es un sentimiento que en Alemania se hereda de una generación a otra”, sostiene Wolfgang Wrzesniok-Rossbach, director ejecutivo de Degussa Goldhandel, empresa líder en Europa. Degussa cuenta con diez tiendas en Alemania y 250.000 clientes al año. Las encuestas que realizan entre sus clientes dibujan un perfil de consumidor muy variado. El 40% son mujeres y el 25% tiene menos de 40 años. Hay desde estudiantes que compran su primera moneda hasta un multimillonario que compra 50 millones en barras de oro y monedas, explica Wrzesniok-Rossbach por teléfono desde Frankfurt. “El negocio está creciendo constantemente y hay todavía mucho margen para expandirnos”, piensa. Asegura además, que las falsificaciones no son de momento un gran problema porque “el comprador que busca seguridad no se arriesga a comprar una barra made in China en ebay”.
La creciente reticencia de los bancos a deshacerse de productos físicos, incluido el oro, para abaratar costes de gestión y mantenimiento ha permitido a empresas como Degussa crecer y ha dado pie a la proliferación de cientos de portales web especializados. El World Gold Council cifra en más de 200 las plataformas online que se reparten el negocio con la media decena de empresas con una cadena de tiendas que venden barras y monedas a pie de calle.
Una fría mañana de finales de octubre, el trasiego es constante en la elegante tienda de Degussa en el oeste de Berlín. Todo tipo de clientes acuden a comprar y vender oro a este establecimiento con aspecto de oficina bancaria. Apenas unas salas privadas donde se entregan las mercancías y un expositor de monedas de oro indican que no es dinero lo que aquí se despacha.
Hay clientes que vienen con sus joyas o hasta con dientes de oro para venderlos. Otros vienen a comprar un lingote para celebrar el nacimiento de un bebé. Si en Alemania lo tradicional era abrir una cuenta de banco con la llegada al mundo de la criatura, ahora, la desconfianza con el sistema bancario hace que se estile también regalar oro.
Hay también clientes que vienen también a recoger la mercancía que han comprado online. En su despacho, el director de la sucursal muestra la variedad de lingotes que ofrecen. Desde un gramo por 43 euros a 500 gramos que hoy cuestan 17.635 euros.
En esta tienda, los picos de compras el año pasado coincidieron con acontecimientos internacionales que desataron la incertidumbre en Occidente. Uno de ellos fue el Brexit y otro, la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. En general, el mercado del oro en Alemania registró una gran subida coincidiendo con la crisis financiera de 2008, la caída de Lehman Brothers y la consecuente pérdida de confianza en el sistema bancario.
Pérdida de confianza en los bancos
Pro Aurum es otro de los pilares del sector. El año pasado vendió 38 toneladas de oro en Alemania, principalmente a clientes privados, aunque también a bancos. Su portavoz explica en un correo electrónico que las predicciones de la empresa son muy optimistas porque “hay una pérdida de confianza en la omnipotencia de los bancos centrales […] En el futuro, los alemanes comprarán todavía más oro”.
Pero al margen de las compras de lingotes y moneda, las cifras abultadas del año pasado responden en buena parte al crecimiento del comercio de oro como producto financiero. Es decir, la inversión en materias primas a través del llamado ETCs, (Exchange Traded Commodities), que permite a particulares minoristas la compra de títulos vinculados a una cierta cantidad de oro. Hace dos años, la justicia financiera alemana estableció que las transacciones de ETCs se equiparaban finalmente a las de oro físico y por lo tanto a las plusvalías se les aplicaría una exención. Este nuevo tratamiento fiscal ha contribuido al crecimiento de este tipo de operaciones en Alemania.
La opción de poder materializar la inversión en oro físico es uno de los atractivos del sistema ETCs, sobre todo para los particulares que no quieren renunciar al componente de seguridad que ofrece el metal físico. Xetra-Gold, líder en el mercado de inversión en oro indica en un comunicado que en los últimos diez años, los clientes han ejercitado esa facultad hasta en 900 ocasiones, lo que ha supuesto la entrega física de 4,6 toneladas de oro.
Peter K. optó sin embargo por la vía más convencional. Compró en su banco habitual, porque piensa que el oro es complicado y quiso hacerlo de la manera más segura posible. Desde entonces, está encantado con una inversión a la solo le ve ventajas. “Si hubiera comprado un coche, ya habría perdido su valor. Así, el día que quiera vender el oro, probablemente sacaré más de lo que he invertido”. A su lado, su mujer acaricia sonriente el lingote. “Me gusta tenerlo en casa y poderlo tocar de vez en cuando”.
Alemania mantenía el oro fuera del país por miedo a un ataque de Rusia
A día de hoy, Alemania mantiene las segundas mayores reservas de oro en todo el mundo con 3.378 toneladas de este metal precioso, valoradas en 119.000 millones de euros. Casi todo ese oro estaba repartido en varias ciudades del mundo, pero recientemente Alemania ha decidido repatriar la mitad. Aunque la pregunta evidente parece que es ¿por qué Alemania está repatriando ese oro?, la verdadera cuestión es ¿qué hacía ese oro alemán fuera del país?
El Bundesbank anunció en 2013 su intención de almacenar la mitad de las reservas de oro de Alemania en el propio país para 2020. Y es que además de Nueva York y París, el Bundesbank mantiene el 12,8% de las reservas de oro de Alemania depositadas en Londres. De este modo, el oro representa dos terceras partes de las reservas en divisas de Alemania, mientras que el resto se compone de moneda extranjera y derechos frente al Fondo Monetario Internacional (FMI).
En los últimos cinco años Carl-Ludwig Thiele, miembro de la junta ejecutiva del Bundesbank, está organizando el transporte de casi 54.000 lingotes de oro, cada una de ellas valorada en 510.000 dólares. Todo el oro está yendo a parar a Frankfurt, directo desde las cajas fuertes de la Reserva Federal y del Banco Central de Francia, donde ha estado almacenado estos últimos años.
El oro estaba fuera por miedo
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Alemania Nazi saqueó los bancos centrales de varios países de Europa. El Reichsbank llegó a atesorar miles de kilos de oro con la colaboración del Banco Internacional de Pagos en Suiza. Ya en 1948, los aliados recuperaron el oro y dejaron las arcas alemanas completamente vacías.
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial y la restauración de la paz, Alemania protagonizó un milagro económico que permitió al país acumular grandes cantidades de oro. Los grandes superávits por cuenta corriente del país permitieron al que sería más tarde nombrado como Bundesbank acumular reservas de divisas (sobre todo dólares).
El banco central germano entregaba marcos alemanes a cambio de esos dólares que ingresaban las empresas alemanas por sus exportaciones. Bajo el sistema de Bretton Woods de tipos de cambio fijos, el Bundesbank podía usar los dólares para comprar oro (35 dólares la onza). Alemania almacenó la mayoría de sus tenencias en las bóvedas subterráneas de la Fed de Nueva York en Liberty Street. En 2012, justo antes de que comenzara la mudanza, allí se almacenaban más de 1.500 toneladas de oro alemán.
Frankfurt no estaba a mucho más de 100 kilómetros de la frontera con Alemania Oriental, controlada por los soviéticos, por lo que con el miedo a una posible amenaza de invasión rusa, Alemania Occidental guardó miles de lingotes de oro hasta el colapso de Bretton Woods, en la década de 1970 en el extranjero.
"Durante la guerra fría, la amenaza provenía del este, por lo que tenía sentido almacenar el oro lejos de allí, en ciudades como París, Londres o Nueva York", explica al Financial Times Thiele. Después de la caída del Muro de Berlín en 1989 y el colapso de la Unión Soviética en 1991, esta situación perdió todo su sentido.
Aún así, no fue hasta diez años después cuando Alemania comenzó a repatriar lingotes que tenía guardados en las cámaras del Banco de Inglaterra. Las presiones de algunos políticos para repatriar el oro ha sido fundamental. Incluso se han expandido rumores sobre la posible desaparición de parte del oro germano en el extranjero, algo que desmiente absolutamente Thiele: "Está ahí. Nunca ha sido un problema para nosotros verlo o transportarlo".
Es una pieza con un valor de medio dolar y de forma octogonal. Supongo que acuñada localmente con una finalidad más bien de recuerdo o para necesidades monetarias bastante limitadas. El oso es el simbolo de California.